sábado, 23 de abril de 2011

Adios a Facebook



Ayer, fue inhabilitado por tercera vez nuestro perfil en esta red social. Al igual que en las ocasiones anteriores, sin pervio aviso, sin dar ningún tipo de explicación o motivo, y por supuesto sin opción a la defensa y  a la réplica. 
Es evidente que pueden ser cerradas, según las normas que rigen esta red. multitud de páginas, pero parece que cerrar las cuentas de BDSM se ha convertido en deporte nacional para los administradores de facebook.
dice Facebook:  
"Tu cuenta ha sido inhabilitada por haber infringido la Declaración de derechos y responsabilidades de Facebook. El comportamiento prohibido incluye, aunque sin carácter limitativo:
  • Crear o cargar contenido pornográfico, con carga sexual o con desnudos
  • Molestar a otras personas con palabras explícitas de contenido sexual
  • Enviar solicitudes de amistad a personas que no conoces
  • Crear una cuenta falsa que no refleja tu verdadera identidad"
 Nos gustaría que alguien nos transmitiera de forma clara qué podemos hacer y qué cosas no, pero mientras eso no suceda y ANTE LA INDEFENSIÓN QUE PRODUCEN LAS PRACTICAS CENSORAS DE LOS ADMINISTRADORES DE FACEBOOK LA MANSION DEL BDSM ABANDONA ESTA RED SOCIAL, NOS TRASLADAMOS A TWITTER Así mismo alentamos a todos a dejar de utilizar este medio REPRESIVO, CENSOR Y ARBITRARIO, que ignoro por qué ha hecho del grupo de BDSM escarnio y ejemplo de la intolerancia de los administradores.
  • Son innumerables las páginas con contenido pornográfico, o con desnudos que hay en facebook y no se inhabilitan.
  •  Son igualmente incontables las solicitudes de amistad que se reciben de personas que no conocemos, de hecho, eso es lo mejor de facebook.  
A día de hoy no sabemos si volveremos a crear un nuevo perfilMientras tanto, recordaros que podeis seguirnos en este blog, a través de nuestro correo electrónico lamansion@lamansionbdsm.com y muy pronto en nuestra web www.lamansionbdsm.com

    Un saludo a todos 
     

    miércoles, 13 de abril de 2011

    La Oficina

    II. El sobre

    Texto: Selene Serene
    Un día eterno... ¿cómo voy a concentrarme en mi trabajo después del incidente del ascensor?
    Aquí estoy, aturdida, sentada, pensando...
    Me pregunto si se nota que no llevo braguitas. Estoy incómoda, la minifalda que llevo ha convertido la situación en peligrosa, por lo que al cabo de un rato siento las piernas casi entumecidas después de tanto tiempo con ellas cruzadas, primero la derecha sobre la izquierda y cuando empieza a ser incómodo, apenas un segundo para cambiar la postura, y así constantemente, por si acaso... si tengo un descuido cuando mi jefe me está mirando -cosa que hace constantemente-, la situación puede ser tremendamente embarazosa.
    Por otra parte, no dejó de pensar en el hombre del ascensor. No sé ni su nombre ni en qué departamento trabaja, ni qué puesto ocupa, lo único que sé es que me gusta
    Esta mañana me ha quitado el tanga, casi humillándome públicamente, y no le he dicho nada, me he dejado hacer sin reaccionar y sin poner ningún obstáculo, como si fuera algo asumido, normal, cotidiano… y sin embargo, el juego me fascina, me absorbe, me excita de forma incontenible.
    Con estos pensamientos en mi cabeza, por fin llegan las 14:00h - He pedido la tarde libre, mis nervios no pueden soportar la tensión. Me voy. Paso por el cuarto de baño primero y... cuando vuelvo a recoger mi chaqueta veo un sobre de color rojo oscuro sobre mi mesa. Leo mi nombre escrito. Es una letra de pulso firme y extendido, los trazos verticales de las letras sobresalen de forma intencionada hacia arriba y hacia abajo sobre una caligrafía de letra “tumbada”, pulcra, minuciosa y precisa, casi milimétrica.
    Cuando no puedo soportar más la espera, cuando mi corazón ya late a mil por hora, abro el sobre, temblando y al tiempo con todo mimo, no quiero que se rompa, sólo acceder al interior para leer el mensaje que Él me ha dejado. Con el papel en la mano echo un vistazo a mi alrededor, me parece que mi excitación es tan notoria, que todo el mundo se da cuenta, pero no, todos mis compañeros siguen con la cabeza metida en la pantalla de su ordenador.
    "Hola Selene: Te has portado muy bien esta mañana, y el buen comportamiento siempre tiene su recompensa. Mañana vendrás a la oficina sin ropa interior, ni braguitas, ni sujetador. Nada más llegar, inventarás una excusa con tu jefe para venir a verme en mi despacho (planta 9, al final del pasillo principal) sobre las 9h. Ah, una última cosa, cuando entres en mi despacho no hables. Te aseguro que nos entenderemos perfectamente sin tener que aburrirnos con explicaciones y preámbulos.
    Hasta Mañana. No me falles."

    Leo y re-leo la nota, repetidamente, en la oficina, en la calle, en el tren, en casa... hasta tener el texto memorizado, grabado permanentemente en mi cabeza. No puedo pensar en otra cosa. Ceno y, sin hablar con mi marido, me acuesto en la cama donde enseguida me duermo, casi con prisas, para que pueda dejar de pensar en Él.

    lunes, 11 de abril de 2011

    La Oficina


    I. El ascensor

    Texto: Selene Serene
    Llevaba semanas intercambiando miradas sugerentes con él. Miradas que al final se convirtieron en sutiles sonrisas de complicidad, y un reconocimiento mutuo de... de... ¿de qué exactamente?
    Y luego, cada vez que coincidíamos, cada vez que nos cruzábamos en el pasillo o en la puerta principal de la oficina, cada vez que nuestros ojos hacían esa inevitable conexión... yo me sonrojaba más y más mientras en él se veía como su confianza crecía y crecía. Todo esto ocurría aunque ni siquiera habíamos tenido la oportunidad de intercambiar ni una sola palabra, era como si decir ‘hola’ hubiera puesto en peligro a nuestra “relación”, esa extraña complicidad sin palabras.
    Hasta hoy. Hoy me ha hablado, tres palabras, nada más: “No te muevas”.Tres palabras que nunca olvidaré, tres palabras que me entraron, con un susurro al oído, para instalarse en mi alma.
    Ocurrió en un ascensor lleno de gente, que subía lentamente hasta la planta 12. Era hora punta, había mucha gente entrando y saliendo. El se encontraba en el fondo del ascensor, contra la pared, y yo justo delante,¡al lado de él! ¡Irremediablemente a su lado! El se movió levemente hacia la esquina y yo, por timidez o por mis nervios, intenté darle la espalda, pero con tantas personas empujando no podía evitar el contacto, mi espalda contra su pecho. En ese momento él aprovechó la ocasión, acercó sus labios a mi oído, noté su aliento cálido tomando aire. Y fue entonces, cuando escuché su voz por primera vez, apenas un murmullo que nadie consiguió apreciar salvo yo.  Apenas terminó de pronunciar aquellas palabras noté como un escalofrío recorría mi espalda. “No te muevas”, dijo y no era difícil, casi no era capaz de respirar.
    Por eso no pude moverme cuando su mano acarició mi espalda, el miedo a llamar la atención y que alguien se diera cuenta de lo que estaba sucediendo me atenazaba, el sin embargo se mostraba confiado, seguro, tanto que su mano fue bajando, bajando...
    Tampoco pude hablar ni reaccionar cuando sus manos me levantaron la falda por detrás, sin que nadie se diera cuenta...
    Dejé de respirar cuando sentí el roce de sus dedos explorando mis piernas, subiendo, subiendo...
    Y tragando saliva, me cerré los ojos cuando sentí como se separaba mi tanga de mi piel, la tela estirándose...
    Dejé escapar un gemido cuando sentí el algodón romperse, y la sensación de mi tanga deslizándose entre mis nalgas...
    Una gotita de sudor en mi frente, mordiéndome el labio inferior. Me había quitado el tanga completamente...
    Las puertas abiertas, mis ojos abiertos, la gente saliendo... planta 11. Me dí la vuelta para mirarle, quizás para enfrentarme con él. Pero ya no estaba.
    Y así empiezo el día, subiendo sola hasta la planta 12, sin braguitas, y con ganas de hacer de todo menos trabajar!